En general se habla de la vocación como si fuera algo que nos viene desde la cuna. Como algo que estábamos “destinados o destinadas” a ser. ¿O acaso no escucharon frases como “desde chiquito ya se veía venir que ibas a ser doctor”, o “ya sabíamos que ibas a ser periodista”, “naciste para ser ingeniero”, etc. Así es como se van armando los casilleros con las vocaciones para cada uno o cada una. Pero, ¿y si a mí no me pusieron una etiqueta? ¿Cómo descubro eso “para lo que nací”?